Los carlistas, defensores del Antiguo Régimen
El SURGIMIENTO DEL CARLISMO: En 1833, los grupos sociales favorables al absolutismo se negaron a reconocer a Isabel, que contaba solamente 3 años de edad, como legítima sucesora a la Corona, y apostaron por Carlos María Isidro. Ante la sublevación absolutista, la regente buscó el apoyo de los liberales (llamados isabelinos o cristinos). El nuevo Gobierno liberal tuvo el apoyo de algunos privilegiados y de la mayoría del ejército, que se mantuvieron fieles a la monarquía establecida. Pero, sobre todo, contó con la ayuda de la burguesía y los sectores populares de las ciudades.
LAS BASES SOCIALES DEL CARLISMO: El carlismo fue un punto de encuentro de diferentes sectores reacios al liberalismo. Entre los privilegiados, la nobleza rural y el clero temían verse obligados a pagar impuestos sobre sus tierras y a perder parte de sus propiedades. En el caso de la iglesia, también recelaba de la pérdida de poder e influencia social. Entre los no privilegiados abundaban los campesinos, temerosos de perder el acceso a los bienes comunales si el liberalismo los privatizaba, y del desamparo que podía comportarles la abolición del régimen señorial. Los carlistas tuvieron seguidores sobre todo en los medios rurales más importantes. Su fuerza residía en el País Vasco, Navarra y en zonas montañosas de Cataluña, Aragón y Valencia, que defendían sus antiguas tradiciones y el mantenimiento de sus fueros.
LA SEGUNDA GUERRA CARLISTA: (1872-1876) se inició durante el Sexenio Revolucionario ante la nueva vacante en el trono español tras el exilio de Isabel II. Los carlistas se levantaron en amplios territorios y llegaron a formar un gobierno paralelo en Estella hasta su definitiva derrota militar.
LAS BASES SOCIALES DEL CARLISMO: El carlismo fue un punto de encuentro de diferentes sectores reacios al liberalismo. Entre los privilegiados, la nobleza rural y el clero temían verse obligados a pagar impuestos sobre sus tierras y a perder parte de sus propiedades. En el caso de la iglesia, también recelaba de la pérdida de poder e influencia social. Entre los no privilegiados abundaban los campesinos, temerosos de perder el acceso a los bienes comunales si el liberalismo los privatizaba, y del desamparo que podía comportarles la abolición del régimen señorial. Los carlistas tuvieron seguidores sobre todo en los medios rurales más importantes. Su fuerza residía en el País Vasco, Navarra y en zonas montañosas de Cataluña, Aragón y Valencia, que defendían sus antiguas tradiciones y el mantenimiento de sus fueros.
LA SEGUNDA GUERRA CARLISTA: (1872-1876) se inició durante el Sexenio Revolucionario ante la nueva vacante en el trono español tras el exilio de Isabel II. Los carlistas se levantaron en amplios territorios y llegaron a formar un gobierno paralelo en Estella hasta su definitiva derrota militar.
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